Las editoriales públicas: entre el servicio público y la rentabilidad comercial




Con la celebración del Día del Libro son muchos los artículos que aparecen en prensa y las actividades de promoción de la lectura. Hoy, un artículo de Culturplaza titulado "Los libros quepagamos todos" pretendía hacer un repaso de los títulos que las administraciones públicas valencianas ponen al alcance de los lectores en la 51ªFira del Llibre de València.

Si bien he de reconocer que una segunda lectura, algo más pausada, permitía difuminar el efecto y marcar ciertos matices, la primera lectura del artículo me ha hecho interpretar que se trataba de una crítica a estas editoriales públicas para que trataran temas más comerciales y cercanos al lector.

Frases como "un repaso por el catálogo editorial de los patrocinadores públicos revela temas comunes que, no necesariamente, coinciden con el gusto del consumidor" (aunque inmediatamente se diga "y no dejan de ser necesarios"), "nada de literatura amena, pero mucha potencia del carácter local. Sin embargo, el espacio dedicado la literatura es reducido y abarca estudios sobre poesía y análisis del discursos, dejando la novela y el relato fuera del recuento", "ambos de carácter marcadamente localista" o "cabe plantearse la cercanía del organismo municipal a los lectores", hacen entrever (o al menos así lo he percibido yo) esa crítica a la que hacía mención antes.

Eso me ha hecho reflexionar un poco y reafirmarme (obviando las posibles malas prácticas de la administración) en mi defensa de las editoriales públicas. Unas editoriales que deben dejar de lado la rentabilidad económica para centrarse en la rentabilidad social y cultural que, en efecto, debe marcar la política cultural. Entiendo que para la rentabilidad económica ya están las editoriales comerciales (grandes o pequeñas), que hacen un gran esfuerzo e invierten sus recursos para hacernos llegar al público los libros con los que disfrutamos y nos entretenemos.

Pero si lo dejáramos todo en manos de las editoriales comerciales dejaríamos un gran espectro de la producción literaria huérfana, sin salida y sin difusión. Y es ahí donde juegan un importante papel las instituciones editoriales: en hacer posible la publicación de estudios, análisis, ensayos, textos y demás producción literaria que no resulta rentable para la editorial comercial.

Porque no nos engañemos; desde el punto de vista comercial, la mayoría de estudios históricos y filológicos, ensayos sociales, poemarios, obras de teatro, análisis sectoriales, temáticas locales y trabajos técnicos no son rentables. Se tratan de trabajos con un público reducido, pero no por ello dejan de ser necesarios. Si no fuera por las editoriales públicas que, sí, con el dinero de todos, apuestan por esas líneas editoriales, nos encontraríamos con una Feria del Libro y unas librerías formadas únicamente por novelas y ensayos de los personajes mediáticos habituales.

Y eso no quiere decir que las editoriales comerciales no apuesten por temáticas de importancia social pero público más reducido, o que no inviertan en el descubrimiento de nuevos valores literarios (en el que a veces también se falla). Pero no podemos exigirles a ellas que lo hagan (¿acaso invertiríamos todos nuestros ahorros en editar un libro que sabemos que no nos va a resultar rentable?). En cambio, sí que podemos exigir a las editoriales públicas (es parte de su compromiso de servicio público) que se dediquen a aquellas temáticas minoritarias pero totalmente necesarias para el desarrollo social y cultural de la sociedad. Y debemos oponernos también, y de manera frontal, a que las editoriales públicas deriven sus estrategias a líneas más comerciales, convirtiéndose en competencia desleal de las editoriales comerciales privadas.

Debemos defender las editoriales públicas, y vigilar su actividad, pero como un complemento a las editoriales comerciales, que no deben ver un injerencia pública en sus líneas comerciales. Seguro que todos de nosotros hemos necesitado en algún momento de nuestros estudios o práctica profesional de un libro cuya edición nunca hubiera sido rentable si no la hubiera realizado una editorial pública.

Comentarios

  1. Necesitamos ejemplos de editoriales públicas para un trabajo, así como modelo de funcionamiento, etc. Dónde podríamos conseguir esta información? Muchas gracias. Un gran artículo, por cierto. La privatización, como en todo, solo beneficia a las minorias! Un saludo

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    1. Yo trabajo en una. Editorial Municipal de Rosario. Mi mail es lismondaini@hotmail.com

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